Paris se ha ido.
Así que aquí estamos otra vez. Tú (ella) y yo. En el punto de partida. Yo comiéndome las ganas y tú buscándome para huir de la rutina Aquí estamos, sí. Aquí donde ni tú pareces tan bueno ni yo soy tan mala como nos pintan. Aquí, donde yo no soy una puta niñata caprichosa y tú tampoco te has convertido en un príncipe azul. Aquí, donde no beso ranas y tú no eres del todo feliz. Sí, aquí. Con el contador de discusiones puesto a cero y un abismo abierto entre los dos.
Y seguimos moviéndonos por la línea que nos separa del qué será. Seguimos echando lágrimas al olvido y secretos al aire. Seguimos, tan cerca que podríamos tocarnos y tan lejos como de aquí a China. Seguimos atrincherados en el punto y coma, como siempre. No somos ni final ni continuación.
Pero ahora es tu turno para tener miedo. Ahora te toca a ti enseñar tus otras cartas. Las que dejan bien claro que no eres todo corrección y buenos modales. Las que dicen que eres un lobo vestido de cordero. No llevas en la frente tatuado a letras incandescentes: chico malo, pero quizás deberías planteártelo. Porque cuando me quiero dar cuenta ya estoy otra vez a tus pies, he vuelto a caer. Sabías bien como jugar a este juego de partir corazones.Sin embargo ahora las cosas se te han salido de control.
Y lo siento. Puedes decir mil veces que se terminó, que yo ya no tengo nada que perder. Tienes que reordenar tus jugadas, pequeño. Que soy yo la que te lleva ventaja. Porque ya no me quedan lágrimas que derramar ni alguien que me espere tras esta última partida. Por primera vez soy yo la que mueve ficha.
Jódete, ahora te toca a ti.
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